Dentro de dos semanas volveré a la bolsa de maestros
interinos, y dejaré de
trabajar en uno de los mejores colegios
en los que he estado. Ha sido una experiencia brutal encontrar a tanta gente
dispuesta a escuchar, a colaborar, a aprender y sobre todo a Enseñar.
Me voy triste, porque no voy a
ver cada día a mis
niños, y
sobre todo a mis compañer@s
que han pasado a convertirse en amigos, pero también me voy contenta, porque
cuando llegué tenía mucho miedo y poca
confianza, y ahora estoy convencida de que me espera algo bueno, que no mejor,
porque eso sería muy
complicado jajajajaja.
En definitiva, no puedo dejar
pasar la ocasión de
dedicarles este post a todos ellos, las magdalenas ya se las han comido esta mañana, y decirles a Tere, Sara,
Carmen, Sandra, Bea, Pilar, María Jesús, Mamen, Juan, Luis, Cristóbal, y sobre todo a mi
castora compinche Rocío, que
os adoro, y que siempre os llevaré en mi corazón, han sido unos meses alucinantes, menos mal que nos
seguiremos viendo, porque creáis HIPOLITODEPENDENCIA.
Gracias.
Y ahora, tras soltar una
lagrimilla, voy a la receta, que por supuesto no es mía, la he sacado de
webosfritos, y tan sólo he
ajustado el tiempo de horneado, ya que si lo hacía igual se achicharraban las pobres, y no es plan.
Tenía muchas ganas de hacerlas, y
cuando estuve está
Navidad de Toulouse, me compré el molde y como siempre salieron deliciosas a la
primera, como todas las recetas de webosfritos, y ayer, cuando las repetí, ...de vicio!!!
INGREDIENTES:
Para 26 madeleines
aproximadamente.
- 150 gr. de harina de repostería tamizada.
- 125 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente.
- 125 gr. de azúcar.
- 2 huevos grandes.
- 2 cucharadas soperas de leche.
- 1 cucharada de café de levadura Royal, o similar
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 220
grados, con calor arriba y abajo, y ponemos la rejilla de hornear una ranura más abajo de la mitad.
Con la batidora de varillas, la
KA, o mi amada TMX, mezcláis el
azúcar, la
mantequilla y los huevos, a velocidad media baja.
Una vez que esté todo integrado agregamos la
leche sin dejar de amasar, y finalmente, la harina tamizada con la cucharada de
levadura.
El resultado es una pasta un
poco más
consistente que la de las magdalenas, de hecho se parece mucho a la de los
cupcakes, pero la manera de hornearlas las hace más delicadas y finas.
Para ponerlas en el molde, yo
utilizo una manga pastelera, para mí es más cómodo, y tras engrasar las cavidades las lleno de la
masa dejando unos tres milímetros para que crezcan sin
salirse.
Las metemos al horno a 220
grados de temperatura unos 4 minutos, y después otros 5 minutos a 180 grados, pero imagino que esto
depende del horno. Hay que fijarse en que la Magdalena suba rápido y coja esa forma
característica,
y después bajar
la temperatura para que se dore sin quemarse y se haga por dentro.
Después se pasan a una rejilla y
cuando estén frías se decoran con azúcar glasé, o con cobertura de
chocolate negro, que para mi gusto es como más ricas están.
El primer día están crujientes por fuera y tiernas
por dentro, y según mi
esposo, para mojar en el café son mejor que los sobaos (amor de marido hasta
arriba de azúcar).
Así que nada, espero que está receta os guste, a mi me encanta, y siempre me
recordará a mis
chicos de CEIP Hipólito
Lobato.
Besitos
B.
Ainssssss que me haces llorar ciberneticamenteeeee!!!! Solo puedo decirte que nos vas a hacer mas falta tu a nosotros que al contrario. Abrir esa puerta no será igual ya. Eres uno de esos raros especimenes solucionaproblemas, y eso marca mucho en los que te tenemos cerca... Eres tremenda repostera, magnifica maestra y una GRAN GRAN GRAN PERSONA. Se te quiere Belencita y mucho
ResponderEliminarMadre mía, pues vamos a empezar a llorar... Qué bonitas palabras, yo tb te quiero Pilar, eres mi maestra rockera! Mil besos.
Eliminarqué ricas!!!!
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